sábado, 28 de abril de 2012

La Iglesia Católica cubana no ha sido ni es opositora al gobierno castrista. Por Julio Soto Angurel.


Por favor señores, cuando aprenderemos que no hay curas opositores a los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz. 
Fidel Castro Ruz es un jesuita, Fidel Castro Ruz es un agente secreto del Vaticano.
Los curas católicos se auto atacaron en el principio de la tiranía, para hacerse las víctimas y procurar el acercamiento y confianza de los anticastristas.
En realidad lo que querían lograr era detectar a todos los elementos nacionalistas y patriotas para destruirlos. Lo cual se logró.
No se sabe aún la cantidad de jóvenes patriotas y nacionalistas que fueron al paredón de fusilamiento gritando ¡Viva Cristo Rey! sin imaginarse siquiera que fueron los mismos curas anticomunistas y conspiradores quienes los denunciaban al gobierno.
La Iglesia Católica siempre odió la libertad de Cuba, la Iglesia Católica siempre fue colonialista y esclavista y trató de impedir por todos los medios la independencia de Cuba del colonialismo español y lo sigue siendo y haciendo.
Muchos cubanos fueron a parar al paredón de fusilamiento y a la deportación cuando las esposas de los independentistas cometían las indiscreciones de revelar los planes militares de sus maridos y hermanos a su sacerdote confesor. Todo eso fue bien documentado por los historiadores cubanos. Solo que la historia de Cuba se ha desvirtuado por conveniencias políticas y nada de eso conviene que se sepa.
 El gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz y su grupo, no es más que el regreso del colonialismo y la esclavitud.
La Iglesia Católica y los hermanos Castro son la misma cosa.
La Iglesia Católica siempre ha cooperado clandestinamente, con la Seguridad del Estado cubano.
La Iglesia Católica, España, el imperio norteamericano y los hermanos Castro, son todos la misma cosa. Todos ellos son el mismo grupo y todos luchan contra el estado-nación cubano.
Ese arzobispo de la diócesis de Santiago de cuba nombrado monseñor Dionisio García Ibáñez es un agente provocador de la Seguridad del Estado Cubano y precisamente por eso, es un agente provocador del Vaticano y un agente provocador al servicio del imperio yanqui, al servicio de la CIA. No hay que esperar nada bueno de esa iglesia tan ferozmente anti cubana.
Si monseñor Dionisio García Ibáñez fuera realmente un anti castrista jamás habría sido nombrado obispo, ni habría sido sacerdote.
Monseñor Carlos Manuel de Céspedes también es otro agente provocador de la Seguridad del Estado.
Quienes se acerquen a esos sacerdotes o a otros, pensando encontrar una comprensión y apoyo contra los Castro y para tratar de salvar a Cuba, o quienes cometan la tontería de revelarle algo inadecuado políticamente hablando como secreto de confesión, puede darse por denunciados y apresados.

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