domingo, 29 de abril de 2012

LE ESTÁN CUIDANDO EL PIPÍ A LOS AGENTES SERVICIO SECRETO. Por Julio Soto Angurel.


LE ESTÁN CUIDANDO EL PIPÍ  A LOS AGENTES DEL
SERVICIO SECRETO.
Por
Julio Soto Angurel

Hay una noticia que aparece publicada en el diario digital de La Voz de América que habla que las nuevas reglas de conducta en el Servicio Secreto serían aún más estrictas tras el escándalo de varios de sus agentes con prostitutas en Colombia.
Estamos en presencia ante una tremenda y demoledora ofensiva contra ese cuerpo que le brinda apoyo al resguardo y salvación de la vida del Presidente de los Estados Unidos de América.
Todos sabemos que lo normal sería esperar un ataque armado contra ese cuerpo de seguridad; pero el ataque este, no fue para disminuirlo físicamente liquidando a tiros a sus integrantes, el ataque se hizo pero, desmoralizando la integridad de sus miembros.
El ataque fue moral, no fue a tiros.
Parece que quieren reconfigurar por alguna conveniencia política la presidencia de los Estados Unidos.
Atacar al Servicio Secreto es atacar también a la presidencia de los Estados Unidos de América.
No se trata tanto de atacar al presidente, sino de atacar a la institución presidencial.
Los integrantes del Servicio Secreto, son matones altamente especializados y son tipos machistas que hacen gala de su hombría.
Yo no creo que todo esto se destapó por la queja de una muchacha que no recibió los honorarios de su trabajo.
A esto en inglés le llaman un Set Up, que en español cubano es Una Cama. Al Servicio Secreto le tendieron una celada, le hicieron un Set Up, le tendieron una cama.
Hablar de moral en estas cuestiones es burlarse y divertirse con la gente común que es a quienes único se la aplican.
El tercer presidente de lo que queda de esta gran república norteamericana fue Thomas Jefferson, dicen las malas lenguas que Jefferson se acostaba con una negra esclava favorita y que tuvo hijos con la misma.
Luego entonces, si los próceres más respetados de Estados Unidos, le ponían los cuernos a sus esposas, no ya con mujeres blancas, sino con negras y que además eran esclavas, ¿es concebible que una partida de tipos violentos, que están manejando las estructuras de la seguridad de este país, quieran tratar como señoritas vírgenes quinceañeras a este grupo de matarifes que se visten de negro y con espejuelos oscuros?
No, esto no puede ser. Algo anda podrido y sucio por ahí.
Como dicen los americanos, esto huele a rata.
Dice la noticia en cuestión que:
De acuerdo con la fuente, las nuevas normas de disciplina establecen que no serán tolerados excesos con bebidas alcohólicas, ni se permitirán la visita de personas extrañas a las habitaciones donde los agentes se encuentren hospedados, ni tampoco que estos acudan a sitios de “mala reputación”.
¿Están procesando esto?  ─¡Las niñas matonas y asesinas, no pueden ir a sitios de mala reputación!─.
Que tremenda desprestigiada le están dando a estos hombres, los están poniendo al nivel del hazme reír de todo el mundo.
Pero hay una noticia relacionada con este tema publicada por la misma Voz de América, que dice:
“Un subcontratista que supuestamente apoyaba el equipo de avanzada, dijo que los agentes incluso se jactaban que eran miembros del Servicio Secreto de Obama, para sacar conversación a las bailarinas exóticas del club”.
Ya hay otra cosa, parece que el Servicio Secreto acude a las compañías privadas de seguridad, para darle apoyo a estas operaciones, pero, como una operación de seguridad, es un negocio que deja dinero, los subcontratistas, que parece que quieren llevarse todo el contrato, le clavan la puñalada por la espalda a los miembros del Servicio Secreto para llevarse ellos toda la tajada.
Bueno, se trata de una cuestión de negocios y al final los subcontratistas como personas, no son muy diferentes de los matones del Servicio Secreto.
Pero hay algo muy cierto, los subcontratistas, no son la institución nacional. La presidencia de Estados Unidos es una institución nacional y la vida y estabilidad de la institución son los hombres que la custodian y esos hombres son como son y como han sido siempre.
Les aseguro que si hay alguna célula de Al Qaeda o de Hizbullah buscando a un miembro del Servicio Secreto para  tomarlo prisionero ¿adonde creen ustedes que lo van a ir a buscar?  ¿a los conventos de las monjitas Misioneras de la Caridad de la Santa Madre Teresa de Calcuta?. No, señores no. ¿Dónde buscarlos? Pues en los burdeles, en las barras donde están las muchachas casquivanas y alegres que bailan el Can Can.
¿Qué de malo tiene eso? Si los presidentes van también ahí. Todos van a esos lugares.
¿Se creen ustedes que a los miembros del Servicio Secreto les preocupa que los anden buscando por los burdeles para tomarlos prisioneros? ¿Se creen ustedes que eso les quita el sueño? ¿Creen ustedes que eso los pone impotentes sexualmente hablando?
Lo que pasa es que quieren reconfigurar la presidencia de Estados Unidos, porque hay una conspiración para destruir a los Estados Unidos.
De lo que el gran Thomas Jefferson soñó a Estados Unidos como un imperio de la libertad y la democracia, no queda casi nada.
El Servicio Secreto está penetrado por conspiradores y hay que sacar del medio a funcionarios que son un estorbo para los planes de destruir a Estados Unidos.
El Servicio Secreto está infiltrado por enemigos que necesitan debilitarlo y reconfigurarlo para debilitar la institución presidencial y es menester desprestigiar y desmoralizar a los miembros del Servicio Secreto que son bravos combatientes imbuídos del espíritu de los guerreros que han hecho a este país desde que se fajaban con los indios en el lejano oeste, en las batallas de la  guera civil,  Inchón, Okinawa, Tarawa, en la ofensiva del Tet, Fallujah, etc.
Y por eso vuelvo a repetir mis impresiones producto de mis propias experiencias publicadas anteriormente acerca de la regulación y el uso del sexo a los norteamericanos.
Teniendo la experiencia de lo ocurrido en Cuba, si en Estados Unidos le están controlando el uso del sexo a los miembros del Servicio Secreto, también le controlan el sexo a las esposas de los miembros del Servicio Secreto.
Si por conveniencias de los intereses de los dueños de estos combatientes les conviene dirigirlos hacia otras mujeres, en su momento también usarán a las esposas de estos para usarlas con otros hombres si esto les conviene.
En Cuba todas las familias están penetradas, no hay un hombre que se atreva a decirle a su oficial manejador que no está dispuesto a acostarse con otra mujer que no es su esposa o con otro hombre si esto viene al caso.
En Cuba la Seguridad del Estado regula el uso de amantes con los cónyuges para controlar y comprobar sus verdaderas lealtades a la camarilla gobernante.
De esta misma forma si la Seguridad del Estado le dice a una mujer casada que necesita que se vaya a la cama con otro hombre u otra mujer, ninguna se va a negar.
La razón de estas aceptaciones, es porque son esclavos completos.
En los países como Cuba donde se practica la esclavitud sobre las personas, dividir y romper el respeto de los cónyuges entre si y con sus familias es importante para debilitar y deshacer la unidad familiar.
La posesión total sobre un hombre o una mujer no se concluye mientras no se le dirige y controla su sexo.
El control, uso y dominación de los sexos de las personas lo vienen haciendo las iglesias y las religiones desde hace mucho tiempo.
Una vez que una organización de cualquier índole, controla y domina el sexo de  sus miembros, ya lo tiene esclavizado o esclavizada completamente.
Yo vivía solo en un apartamento en la ciudad de La Habana y me ocurrió varias veces solicitarle sexo a algunas muchachas y estas me respondieron que antes tenían que pedirles permiso a sus mandos.
Incluso en los días en que me disponía a irme al exilio político, obligado por el gobierno anexionista de mi isla, hablé con una amiga mía casada y le pedí sexo y su respuesta fue que primero tenía que pedirle la autorización de su oficial operativo.
Este hecho de que por orden del gobierno, los mandos de los agentes del Servicio Secreto norteamericano y de algunos miembros de las Fuerzas Armadas, se estén entrometiendo en regular el uso de sus  penes, da la medida de que no se les respeta como hombres, que los consideran no combatientes, sino esclavos a los cuales se les controlan sus cuerpos.
Y repito, si le controlan el pene a esos hombres, también le controlan la vagina a sus esposas.
De los Estados Unidos de América como tierra de libertad, democracia y sitio para vivir los hombres y mujeres libres de esta república, cada vez queda menos.
Ningún miembro de las Fuerzas Armadas, ni del Servicio Secreto, ni de ningún miembro del gobierno norteamericano ni ningún civil, debe permitirle que sus mandos les regulen y controlen el uso que hacen de sus sexos y de sus vidas que no sean estrictamente las de sus trabajos o funciones profesionales.”
Respetuosamente:
Julio Soto Angurel  jusoan1@hotmail.com
Cliffside Park, New Jersey. 07010. USA.
Domingo 29 de abril de 2012.




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