Por favor
señores, cuando aprenderemos que no hay curas opositores a los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz.
Fidel Castro Ruz es un jesuita, Fidel Castro Ruz es un agente secreto del
Vaticano.
Los curas
católicos se auto atacaron en el principio de la tiranía, para hacerse las
víctimas y procurar el acercamiento y confianza de los anticastristas.
En realidad lo
que querían lograr era detectar a todos los elementos nacionalistas y patriotas
para destruirlos. Lo cual se logró.
No se sabe aún la
cantidad de jóvenes patriotas y nacionalistas que fueron al paredón de
fusilamiento gritando ¡Viva Cristo Rey! sin imaginarse siquiera que fueron los
mismos curas anticomunistas y conspiradores quienes los denunciaban al gobierno.
La Iglesia
Católica siempre odió la libertad de Cuba, la Iglesia Católica siempre fue
colonialista y esclavista y trató de impedir por todos los medios la
independencia de Cuba del colonialismo español y lo sigue siendo y haciendo.
Muchos cubanos
fueron a parar al paredón de fusilamiento y a la deportación cuando las esposas
de los independentistas cometían las indiscreciones de revelar los planes
militares de sus maridos y hermanos a su sacerdote confesor. Todo eso fue bien
documentado por los historiadores cubanos. Solo que la historia de Cuba se ha
desvirtuado por conveniencias políticas y nada de eso conviene que se sepa.
El gobierno de
los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz y su grupo, no es más que el regreso del
colonialismo y la esclavitud.
La Iglesia
Católica y los hermanos Castro son la misma cosa.
La Iglesia
Católica siempre ha cooperado clandestinamente, con la Seguridad del Estado
cubano.
La Iglesia
Católica, España, el imperio norteamericano y los hermanos Castro, son todos la
misma cosa. Todos ellos son el mismo grupo y todos luchan contra el
estado-nación cubano.
Ese arzobispo de
la diócesis de Santiago de cuba nombrado monseñor Dionisio García Ibáñez es un
agente provocador de la Seguridad del Estado Cubano y precisamente por eso, es
un agente provocador del Vaticano y un agente provocador al servicio del
imperio yanqui, al servicio de la CIA. No hay que esperar nada bueno de esa
iglesia tan ferozmente anti cubana.
Si monseñor
Dionisio García Ibáñez fuera realmente un anti castrista jamás habría sido
nombrado obispo, ni habría sido sacerdote.
Monseñor Carlos
Manuel de Céspedes también es otro agente provocador de la Seguridad del
Estado.
Quienes se acerquen a esos sacerdotes o a otros, pensando encontrar una
comprensión y apoyo contra los Castro y para tratar de salvar a Cuba, o quienes
cometan la tontería de revelarle algo inadecuado políticamente hablando como
secreto de confesión, puede darse por denunciados y apresados.
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