Generalmente y por obligación, los antropólogos no trabajan para sus pueblos, sino, para quienes tienen el poder. Ningún antropólogo se puede negar a servir al poder que posee y dirige al estado-nación donde se les permite hacer sus estudios, porque invariablemente los desactivan completamente o, los matan. Los antropólogos son codiciados en los servicios de inteligencia y solo tienen permitido decir de sus estudios antropológicos lo que al poder que los maneja les conviene que se diga. Por eso siempre leí al antropólogo cubano, Fernando Ortiz, con mucha suspicacia. Nostros, los cubanos, fuimos descubiertos y construidos por la cultura española, los cubanos somos un desarrollo y resultado de la cultura castellano-aragonesa primero y española después; los africanos, que siempre andaban en taparrabos o en cueros, se hicieron personas humanas en la cultura española y gracias a la cultura española. La cultura africana, inexistente por demás, no trajo nada de valor al desarrollo de los cubanos. Dar brincos como monos durante el sonido monocorde de un tambor es una basura. Está bien para un rato, o para los carnavales, pero eso es un atraso. Cuba y los cubanos, somos aún, el resultado del descubrimiento de España, no de una tribu africana. Estoy totalmente de acuerdo con Carlos Marx en que el desarrollo, es una espiral en ascenso y la cultura de este desarrollo va de peor a mejor y no al revés.
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